Tereo, guerrero hijo del dios Ares y rey de la ciudad
bárbara de Tracia, se casa con Procne, hija del rey de Atenas. Sin embargo la
diosa del matrimonio, Juno, no asistió a la boda, y sí lo hicieron las
Euménides, diosas de la venganza, señalando así que el matrimonio sería
desgraciado. Nueve meses después nació su hijo Itis.
Pasado el tiempo, Procne le dijo a su marido que echaba
mucho de menos a su hermana Filomela y le pidió que fuera a buscarla para que
pasase algún tiempo con ellos en Tracia. Tereo accedió y viajó a Atenas para
pedir a su suegro que dejase ir a Filomela a visitar a su hermana, pero en
cuanto vio a la joven la deseó locamente de inmediato. Debido a esta atracción,
Tereo se volvió mucho más insistente hasta que finalmente el rey aceptó, con la
condición de que la llevase pronto de vuelta a casa y cuidase de ella.
Una vez de regreso, Tereo, obsesionado con Filomela, la
llevó a un establo apartado y la violó. Ella, muerta de miedo, llorando y
temblando de rabia suplica a Tereo que la mate y lo amenaza con contar a su
hermana y a todo el mundo lo que le ha hecho. Asustado ante esta amenaza, él le
corta la lengua con su espada para impedir que hable. Tras esto, volvió a
palacio y le dijo a Procne entre sollozos fingidos que su hermana había muerto.
Su mujer le creyó y lloró a su hermana.
El banquete de Tereo, de Peter Paul Rubens. |
Un año más tarde, Filomela cose sobre un lienzo la narración
del crimen y, a través de una esclava, se lo hace llegar a su hermana. Procne
al leer el relato, presa del dolor, se entrega completamente a maquinar una
venganza contra su esposo. Aprovechando la celebración de fiestas en honor al
dios Baco, se echó al bosque a buscar a su hermana y la llevó al palacio. Allí
se escondieron y empezaron a planear su venganza. Cuando pensaban en qué podían
hacer apareció Itis, que fue corriendo a abrazar a su madre, y a Procne se le
ocurrió la terrible idea con la que su hijo casi acaba al despertar en ella el
cariño maternal que pronto es sustituido por el odio hacia su marido. Procne
cogió a su hijo y lo llevó a un sitio apartado de la mansión, donde ella y
Filomela lo mataron y despedazaron. Después cocinaron sus restos, con los que
prepararon un banquete. Procne insistió que era costumbre de su tierra natal
que solo el marido estuviese presente durante este, y así se hizo. Cuando Tereo
pregunta por su hijo, Procne confiesa el crimen y Filomela aparece, loca de
furia, y le arroja la cabeza de Itis. Tereo, horrorizado, lloraba, gritaba y,
espada en mano, corría tras las hermanas tratando de matarlas. Durante esta
persecución a los tres les salieron alas. Filomela se convirtió en golondrina y
Procne en ruiseñor, que se dice que eternamente canta tristemente llamando a
Itis. Por su parte, Tereo se volvió una abubilla, cuya cara dicen que se asemeja
a la de un guerrero.
Prueba a reeditarlo diciendo dónde queda Filomela una vez que le cortan la lengua, porque falta ese detalle. Bien el hecho de haber incluido el autor de la ilustración.
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