martes, 8 de diciembre de 2015

Narraciones breves medievales

Durante la Edad Media las narraciones breves sufren un espectacular apogeo. La intencionalidad de estas narraciones es diversa (y no única): servir como apoyo de los sermones religiosos que invitaban al vivir santamente para poder merecer la vida eterna, simple divertimento enfocado, especialmente, a la nobleza y la corte o con intención burlesca y crítica.

Si bien muchas de las narraciones que circulan son fruto de la inventiva de un autor concreto, es innegable que los antecedentes de otras tantas pueden rastrearse siglos antes. Encontramos versiones y reformulaciones de fábulas clásicas de Fedro, de historias contenidas en el Panchatantra, de leyendas folklóricas orientales y occidentales, emparentadas con mitos...

Las principales antologías medievales son las siguientes:

Las 1001 noches

 es el producto de poner por escrito una colección de cuentos que se forjó en el siglo IX y que fue sufriendo transformaciones y añadidos hasta que se escribió en el siglo XV, época en la que ya conoció alguna traducción en lengua romance y que influyó a autores como don Juan Manuel y Boccacio.
El argumento es bien conocido. El rey Schariar quiere vengarse en la figura de todas las mujeres de su esposa, quien lo había engañado con su hermano. Cada noche se une a una doncella a la que decapita al llegar la mañana. Un día, Sherezade, hija del visir, se ofrece voluntaria a arriesgar su vida pues cree tener la forma de aplacar la ira del rey. La noche en que se conocen le empieza a contar una historia de tal modo que el rey la escucha embelesado y embebido en la historia; llega el amanecer...pero la joven no ha terminado el relato, de modo que el rey le perdona la vida para conocer cómo acaba. Así, durante 1001 noches, la joven enlaza historias y enamora al cruel rey salvando su vida y viviendo, al final, una historia de amor.


 



 Los temas de los cuentos son variadísimos y nos reproducen a la perfección el ambiente oriental de la Edad Media: gastronomía, profesiones, tipos, costumbres...Podríamos dividirlos, grosso modo, en cuentos fantásticos (Aladino), de aventuras (Simbad el marino) y realistas. La obra ha inspirado ballets, versiones televisivas y cinematográficas y alguna tan curiosa como esta.






El Decamerón

La obra más importante de Bocaccio es esta colección de cuentos narrados a lo largo de diez días por diez nobles florentinos (siete mujeres y tres hobres) que huyen de Florencia para escapar de la peste que asoló esa ciudad en 1348. Por orden, el "rey" de la jornada indicará a sus "súbditos" cuál será el tema de las historias que tendrán que contar al día siguiente. Las historias les sirven para evadirse y despreocuparse.




Imagen tomada de la presentación de María Diaz

Estos cien relatos ofrecen un mosaico de la sociedad italiana de la época y los tipos que pululan por sus páginas, la mayoría vitalistas y que disfrutan la vida, presagian el tono renacentista que invadirá la literatura pocos años después.
A pesar de la variedad de temas, dos destacan entre los demás: el amor en sus distintas facetas y el ingenio, que permite salir de grandes atolladeros.


Esquema de los temas abordados en el Decamerón elaborado por Jose María González Senra 


Los cuentos de Canterbury

Esta recopilación medieval de relatos del siglo XIV se la debemos a Geoffrey Chaucer. Se trata del intercambio de relatos entre peregrinos que se conocen en una fonda y proponen hacer más ameno su camino hacia el templo erigido en memoria de Thomas Becketn en Canterbury  relatando cuentos. Los diálogos entre los relatos dotan a la historia de verosimilitud y amenidad.

La propuesta inicial es que cada peregrino cuente ordenadamente dos cuentos a la ida y dos a la vuelta, pero si tenemos en cuenta que la edición que nos ha llegado es de 24 cuentos y sólo en el viaje de ida, nos percatamos de que no se ha respectado el plan inicial. Además los peregrinos se interrumpen, alguno cuenta dos relatos seguidos porque uno le recuerda otro, o se pierde el hilo debido a los diálogos e interacciones entre historia e historia.

Igual que el Decamerón, la obra está llena de personajes pintorescos y que representan a la totalidad de la sociedad inglesa del siglo XIV. Ya en el grupo de peregrinos hace Chaucer una selección que recoge los distintos estamentos de la época.
A la Iglesia(que no sale bien parada) pertenecen el fraile mendicante, la monja y el monje; el ejército está representado por el hidalgo, el escudero y el terrateniente. El propio narrador (en su doble papel de narrador y personaje), la llamada "Viuda de Bath", el mercader, el magistrado y el estudiante serían la representación de la burguesía. Y, por último, para que el pueblo esté presente, se incluyen
el campesino, el molinero, el mayordomo y el alguacil.

Como en las otras recopilaciones, las fuentes de las que ha bebido Chaucer son muy diversas. Estas van desde el propio Decamerón (que el autor leyó durante una estancia en Italia), hasta los lais de María de Francia que inspiran los relatos de ambiente aristocráticos, pasando por fábulas, romances del ciclo artúrico,  fabliaux satíricos, leyendas bretonas...





Lee aquí un Lais de María de Francia.

Aquí tienes un cuento del Decamerón.

Y aquí tres cuentos de las 1001 noches



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