Estamos ya, igual que Dante, a punto de acabar nuestro paseo por los reinos de Ultratumba. Ya hemos compartido los horrores del infierno, hemos penado con las almas del purgatorio y ahora nos toca compartir las glorias del paraiso. Vemos, en primer lugar, cómo se conectan los tres reinos de ultratumba.
El paraíso , igual que infierno y paraíso, va a estar construido sobre el núero 9 y se configura de la siguiente manera
La principal diferencia entre el Paraiso y las otras dos esferas es que éste es etéreo. Al igual que el Infierno se divide en nueve zonas. Las siete primeras se corresponden con cinco de los actuales planetas, el Sol y la Luna, correspondiéndoles a las almas un lugar acorde a una virtud por la que destacaron en vida. La octava son las estrellas fijas y la última el cielo cristalino (o "Primer móvil"). Culmina el paraíso en el Empíreo desde donde todas las almas contemplan directamente a Dios.
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La Tierra es, por tanto, el centro del universo, a cuyo alrededor se disponen de manera concéntrica las ocho esferas celestes. Las primeras siete corresponden a la órbita de los planetas (entre los que se incluían el sol y la luna) y la octava – la más exterior- es el cielo de las estrellas fijas, llamadas así porque durante su órbita se desplazan todas a la vez.
Por fuera de esas nueve esferas está el Empíreo, que es un lugar inmaterial, espiritual e inmóvil en el que se encuentra Dios, a quien Dante representa con una potente luz. A su alrededor están los espíritus bienaventurados, formando una gran rosa (rosa mística o celestial) y el coro de las nueve jerarquías angélicas. La inmovilidad del centro luminoso
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